7 AM. Bienvenido sábado. Día parcialmente nublado, ventanas con estrías de vapor, mañana medianamente fría. Evidentemente, madrugrar nunca fue ni será lo mío, pero cuando el llamado de la selva te sorprende a las siete de la mañana, no hay mucho que hacer. Técnicamente debería seguir durmiendo, pero por algún motivo, hoy volví del baño y ahi quedé, como bhúo expectorante, bah digo espectante. Así que aprovecho de escribir un rato.
Hace varios días ya que tenía atragantada estas palabras entre mis dedos y mi garganta, ahora que por fin salí del yugo de un pinche virus que me robó los tildes, puedo escribir tranquila, sin ninguna distracción, salvo la gula que ya me está pidiendo algún vituperio. (Por cierto, sabía usted que el real significado de la palabra vituperio es "Acción o circunstancia que causa afrenta o deshonra"? rae.es, cuenta la leyenda, que el crack Jorge Romero Firulete la usó sin tapujos para referirse a un mambo y el pueblo la apadrinó, por otro lado el ñoño del profesor Campusano, dice que la palabra viene del español antiguo Bitute que significa comida casera. Consejo útil: La próxima vez que vaya al extranjero no se le ocurra aceptar o sugerir una invitación a un vituperio, sino va a terminar con un bife en la cara)
Prosigo, retomo, como diría la gran Grimanesa Jiménez en su entrañable personaje de "La Jirafa" en Los Venegas. Hoy escribiré acerca de las putas, no no, de una puta, de la puta que conocí el otro día y de cómo cambió mi percepción del gremio en un par de minutos. Quizá debiera escribir acerca de las percepciones y de las categorías que establece la mente, aquel sencillo proceso de hacer un escaneada a una persona y automáticamente ponerlo en la categoría de gordo, lindo, snob, simpático, atractivo, etc. al ver al cristiano(a) el cerebro le pone una etiqueta y lo manda al cajón correspondiente, cual si fuera un libro que se clasifica por su portada. Ahora bien, al darse el trabajo de abrir el libro y leer un par de páginas, te das cuenta de lo que dice y puede que lo dejes en el mismo estante, pero es más probable que lo cambies de lugar. ¿Fue el libro el que cambió? evidentemente no, lo que cambió fueron tus juicios hacia él, basado en los nuevos inputs recibidos. Con las personas pasa exactamente lo mismo, por eso para el individuo A la persona X puede ser increíblemente simpática, sin embargo para el individuo B, dicha persona puede ser un gañán. X sigue siendo la misma, lo que cambia son las percepciones hacia ella, ergo si A y B compartiesen una botella de vino y unos quesitos, es problable que cambien su parecer y ambos terminen odiando a X o viceversa.
Podría cerrar la columna con un "es por eso que no podemos clasificar a las personas sin antes conocerlas" pero sería como final de telenovela chilena, vacío, penca. Además, tengo que hablar de la P5T1.
Hace varios días atrás, fui a tomarme un alguito con un amigo (sí, cai en la tentación de ceder ante la cobra esa, pero eso dará para otra columna) el punto es que estábamos con un amigo suyo que venía de otra ciudad conversando y de pronto el tipo se fue (momento en que el reptil empezó a desplegar sus encantos más viles), argumentando que estaba cansado por el viaje... CUÁL sería mi sorpresa al volverlo a ver, esta vez llegando acompañado de una amiga que se le enrollaba en el brazo.
Entre perplejos y cagados de la risa, tras saludar a la mencionada chica, con mi amigo comenzamos a elucubrar y llegamos a la conclusión de que la señorita era una acompañante, no sé si escort, porque no hablé mucho con ella. (se supone que la escort es más letrada que la prostituta).Y ahí estaba yo, con la cobra satánica a un lado, el californiano y la señorita, metida en uno de los pubs más pirulos de la ciudad. ¿Qué le podía decir? "hola, ¿cómo ha estado la noche?" "hola, ¿a qué te dedicas?", "hola, yo no soy puta ah?"... Ahí quedó en evidencia mi poco manejo ante situaciones bizarras. He estado con una infinidad de personas distintas, fachos, travestis, célibes, ministros, monjes, downs, ciegos, de las que he aprendido un montón, comparta o no su postura, condición, etc. Y claro, al principio es complicado pero se puede establecer una comunicación grata pasado los minutos, sin embargo con esta cabra me bloquié... incluso, pasaron unos amigos por afuera que me saludaron y llegué a plantearme qué iban a pensar ellos si me veían al lado de ella (que a todas luces parecía lo que era).
Hace dos días atrás, cuando le comentaba todo esto a mi buen amigo Manuel que me pidió expresamente que no publicara su nombre en mis escritos, me pegué la cachá. (ahí una vez más la importancia de los tildes!!) Mi amigo me hizo reflexionar acerca de la promiscuidad, del sexo, de las prostitutas y de las cacheras. Hay minas a las que les gusta el webeo, que conocen a un tipo, se toman un trago, se lo llevan a la cama y después chao, con cuea se acuerdan del nombre. Y son minas con familia, hijos, marido, iphone, trabajo, etc la diferencia es que ellas no cobran. Osea más encima son pelotudas! Evidentemente no puedo meter a todas en una misma bolsa, pero se me hace que la prostituta es más vivaracha, por lo tanto la próxima vez que me vean mis amigos sentada con una al lado, me verán conversando con una empresaria exitosa. Sin embargo sigo con la duda... qué le digo?
Canción recomendada para digerir la lectura: Una canción para Magdalena del Juaco Sabina
sábado, 12 de mayo de 2012
lunes, 7 de mayo de 2012
Borrando Límites
Hace poco tuve una conversación con mi querido amigo Eib. A
través de su webcam alcanzo a percibir el frío de su habitación, me sorprender
ver ese pequeño conjunto de pixeles que es capaz de mostrarme cómo un desolado
corazón trata de vivir en un floreciente país del norte que deja atrás el
pasado y trae la esperanza de la primavera, que todo lo logra.
Sus ojos oscuros
tratan de esconder una pena infinita, que no la provoca la lejanía, la añoranza
ni la saudade de una tierra que no es la suya. No, su mirada está cansada de
amar, no entiende cómo pudo cambiarlo por otro, como quién se cambia
calzoncillos por la mañana. Verlo desvalido me confunde, un hombre tan
talentoso, apuesto, interesante y tan seductoramente inteligente, mirándome con
carita de luna y ojitos de borrego, está ahí tan indefenso, tan dolido, tan
humano. Él no se da cuenta, pero su discurso está lleno de evasivas, de
palabras de éxito, me habla de su trabajo, de la enormidad de pappers que tiene
que preparar, de sus artículos escritos, de su columna publicada, brillantes
ideas a las que el corazón desesperado se aferra sin asidero. Evidente, ´´el
trata de validar su existencia a través de su carrera, mientras más brille
académicamente, menos es el dolor que siente por hacer sido abandonado.
Él lo sabe, yo
también, él no lo dice, yo tampoco, sin embargo esa conexión que sólo te dan
las leyes kármicas, permite comunicarnos sin palabras. Él sufre, pero no se lo
permite. Yo sufro, pero jamás lo diría.
Tras hablar un rato y
mostrarme flashazos de su tristeza, de aquel perverso amor que desmoronó sus
fiestas de fin de año, el rectángulo comienza a mutar y se convierte en un
ciber espejo donde me veo retratada yo, como él, desvalida, indefensa, perdida,
tratando de reconstruir, renacer y crear nuevas realidades que hagan que el
devenir haga lo suyo y deje de lado el dolor. Finalmente es un proceso de
disciplina, si no tienes tiempo, no piensas, si te haces el hábito, luego se
hace común. En otras palabras, el número de actividades es inversamente
proporcional al tiempo que dedicas a recordar su pinche existencia.
Pero en madrugadas como esta, donde ya toda la gama de
series que te ofrece el tv cable con tópicos tan diversos como la cocina,
tatuajes, trans, mayas, friends y otros no te dan una pizca de sueño y cuando
por fin apagas la tele, el silencio del dormitorio se ve invadido con ensordecedores
recuerdos, imágenes, palabras y cuestionamientos, ¿bajo quién te aleras? no hay
nadie, no está tu mejor amigo, no está el terapeuta, no hay nadie en twitter,
nada, sólo tú, tu soledad y la oscura noche que no alcanza a esconder el dolor
de un engaño.
Mi querido amigo despierta en mi un sentimiento de empatía y
quizás de maternidad, trato de entenderlo y acunarlo con mis palabras, pero no
dejo de sentir que los límites de género se han disuelto y sólo somos dos
humanos con un gran dolor. Ambos no podemos entender cómo las personas pueden
engañar a otras, cómo la frivolidad se antepone a sentimientos tan profundos y
cómo hay quién desecha un proyecto de vida, de un rato para otro y peor aún,
sin ningún tipo de explicación.
Él es hombre, yo
mujer, ambos con una tristeza oculta, derriba por un momento mis prejuicios
ante el género masculino y me da una luz de esperanza para entender a este
particular tipo de personas, llamadas "hombres" para verlos como
iguales, seres que también sufren, se enamoran, son engañados, comen, cantan,
trabajan, lloran, etc. en conversaciones de este tipo, jugamos en igualdad de
condiciones... es más podría volver a creer en el género, si no fuera por un
pequeño detalle... a mi amigo, también le gustan los varones.
Canción recomendada para acompañar la lectura: Don´t Be That Way de Ella Fitzgerald
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